De dioses y monstruos
Ya estamos todos, solo faltaba el
ébola pero ya está aquí, esperemos que para no quedarse. Esta España nuestra ya
tiene sus ébolas particulares y no
aguanta más. Ya tenemos bankieros que
despilfarran el dinero ajeno en joyas, alcoholes, vanidades y vicios sin
temblarles el pulso, igual que no le tiembla al sicario. Ya tenemos Consejeros
del miedo con la vida resuelta gracias a miles de Consejos inútiles y mezquinos,
especializados en la investigación y el
desarrollo de nuevas formas de saqueo, rapiña y usura. Y tenemos Ministras corruptas
y grandes profesionales del engaño y la mentira. Consejeros y Ministras
buscando víctimas para devorarlas como las alimañas devoran al animal herido. Y
Presidentes cómplices del delito vanagloriándose de la nada, y una misógina
presidenta del Círculo de Empresarios pero no de empresarias ni de mujeres de
ningún tipo. Y tenemos deportistas y cantantes y famosos con vidas privilegiadas
intentando evadir impuestos y ocultar fortunas para no compartir ni un céntimo
de su suerte con los que tano les admiran y no son tan afortunadas. Y tenemos a
los lacayos siempre justificando, aplaudiendo y jaleando a la espera de
que sus señores les dejen comer los restos de las entrañas de esta España que
dicen querer y solo ansían devorar como hienas. Son las marcas de un país
ultrajado día tras día por los que dicen amarlo envueltos en las banderas que
usan como disfraces para ocultar la
monstruosidad de su codicia desmedida, e intentan construir un país de buenos y
malos. Un país de película con el Consejero del miedo, Ana Marnie, el ébola, un
país de película, de terror. Pero también tenemos a millones de personas que se
levantan cada día para hacer su trabajo o para intentar encontrar uno. Y
tenemos gente que ya no necesita trabajar pero sigue trabajando para ayudar a
los que más lo necesitan. Y gente que todavía sonríe y confía en ver la luz
después de tantas tinieblas con la esperanza intacta para que las cosas
cambien. Y honestos deportistas, cantantes y famosos, que nos alegran la vida y
nos ayudan a que no sintamos tanta vergüenza ajena. Y tenemos grandes maestros,
médicos, enfermeras y auxiliares como Teresa que dan lo mejor de sus vidas para
ayudar a los demás. Toda esta gente crea
con su esfuerzo las otras marcas de España. Mucha suerte Teresa.
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