Y el fin de los pacientes resignados
Porque se agota la paciencia de
un pueblo y un país infestado y humillado, otra vez, por
la mayoría
absoluta de las ratas. Seres que lo infectan todo de
doctrina y moralidad mientras devoran y
roen sin piedad y con brutal voracidad las entrañas de cualquiera, especialmente
de los más desamparados. Las ratas volverán
mañana a hablar de la corrupción en Venezuela, Argentina y el Congo con
la misma autoridad que el Estado Islámico puede adoctrinar sobre derechos humanos. Intentarán seguir despistando con las desgracias ajenas para seguir
disfrutando con sus orgías de codicia, e intentarán seguir amortizando el sufrimiento
del pueblo venezolano para conseguir más votos. Mientras, el cardenal Rouco Varela estrena piso
chulazo, Letizia I, la reina
republicana, estrena tiara de diamantes con más de 50.000
euros engarzados, y Felipe VI estrena su juego
de tronos. Todo como en los tiempos de la peste bubónica, pero se agota
la paciencia...
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