Arrancó la campaña electoral con
su amalgama de promesas dispares y disparates varios. El Partido Popular vuelve
a ofrecer a España una bajada masiva de impuestos en cada rincón donde
gobierne, como si España entera fuese
amnésica. Ya han prometido otras veces rebajas de impuestos para todos y al
final solo han sido amnistías fiscales para los más íntimos, amnistías o como
se diga que no es mi intención enfadar un rato al ministro Montoro. Respecto a la corrupción dicen que han sido
errores, más bien horrores a lo ancho y largo de nuestra geografía, desde la
tierra del caloret a la mismísima Puerta del Sol con paradas en Alicante,
Castellón, Xátiva, Pozuelo, Valdemoro…pero el Partido Popular tiene todas sus
esperanzas puestas en el alzheimer para conseguir el mejor resultado electoral.
Luego están los Ciudadanos con buenas intenciones para cambiar las cosas y
otros muchos Ciudadanos supervivientes y tronistas que buscan fama y fortuna
con el mínimo esfuerzo, igual que en los concursos de la tele. Ciudadanos que
han visto la oportunidad de oro en la política para mejorar las cosas,
empezando por las suyas. El Partido Socialista remonta el vuelo en algunos sitios,
según la última encuesta del CIS, aunque en otros lugares como Madrid puede
acabar como una gallina desplumada. Desplumados
por Podemos que deben haber llegado a la conclusión de que Marx es menos y
menos es Marx. Podemos ya tiene programa light para intentar pescar votos en
río revuelto, como todos. Izquierda
Unida lo que intenta es no acabar en Izquierda Hundida. Y UPyD como la rosa
que se marchita. Todo esto en una semana donde los grandes partidos empiezan a
plantear una reforma electoral que sería urgentemente
necesaria pero para que todos los votos valgan lo mismo, no para cerrar las puertas a los partidos pequeños y que los
grandes se lo repartan todo. Y también todo esto en la semana que Susana Díaz
no consiguió ser investida presidenta de la Junta porque los acuerdos que parecían ya hechos en Andalucía fueron deshechos a distancia pensando más en protagonismos y
ambiciones que en soluciones. Cuando se apaguen los focos y pase la euforia del
estreno todos se deberían poner a
trabajar muy en serio para conseguir la mejor función posible. Si están ahí es
porque los elegimos nosotros, no porque sean estrellas caídas del cielo.
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