También la décima legislatura con
sus recortes y mordazas. A Mariano Rajoy lo despiden sus compañeros de la
derecha española y europea aplaudiéndole como a un héroe en la defensa del
estilo de vida de los conservadores y cristianos arios. A los hijos de los
otros que los arrojen a las alimañas o a los depravados, en el nombre de Dios,
de Europa o del déficit 0, al final todo se olvida como se olvidan las
primicias del telediario. También se acaba el bipartidismo con sus tejemanejes,
corrupciones y feudalismos. Ojalá y este
final sea el comienzo de un país menos corrupto y más decente, un país donde
los ladrones no se envuelvan en las banderas para repartir sobres, fondos y
comisiones. Ahora debería empezar la verdadera Transición para que, entre otras muchas cosas, los miles
de muertos que alfombran esta impecable España puedan tener el final que se
merecen los muertos. Cuando se entierren a los muertos brotará la dignidad de
este país sepultada en las cunetas entre
restos olvidados como restos de animales. Todo se acaba y empieza algo
nuevo, esperemos que las promesas y buenas intenciones no se queden solo en eso
porque si se quedan en promesas tendremos que exigir todas las
responsabilidades a sus responsables para no ser absolutos responsables
nosotros mismos, cada uno de nosotros como pequeños tertulianos sin cheque diario.
Como dijo aquel: Muchas gracias y mucha suerte.
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